19 de octubre de 2008

El lector tiende la mano

Hoy he vuelto a recordar estos versos de Evgueni Evtuchenko:

"Con amarga vergüenza recordarán
nuestros descendientes
-cuando hayan vencido la infamia-
aquellos tiempos
extraños
en los que
a la simple honradez
llamaban valentía..."

Me han venido a la memoria a propósito de la situación personal del escritor italiano Roberto Saviano, autor, como saben, del libro Gomorra, un implacable desmenuzamiento de los sucios negocios y los impunes delitos de la Camorra napolitana, cuyos jefes han decidido asesinarlo. A causa de esa amenaza Saviano vive escondido, protegido por guardaespaldas, obligado a una vida insegura e invisible. Escribir, una vez más, ha resultado un riesgo, una inmolación imprevista e involuntaria.

Saviano corre ahora la misma suerte que sufren otros escritores, señalados por clérigos fanáticos, dictadores sanguinarios, gobiernos autoritarios o, simplemente, grupos económicos poderosos (Salman Rushdie, Claudia Anthony, Sergei Solovkin, Taslima Nasrim, Orhan Pamuk, Yang Tongyan...). En su caso ha sido una banda mafiosa y criminal, infiltrada en los estamentos del Estado, corruptora de políticos y policías, la que persigue eliminarlo, ante la estupefacción de los ciudadanos rectos y la impasibilidad de las autoridades italianas. Y no olvidemos que en España, la banda terrorista ETA tiene amenazado, entre otros, a Fernando Savater, que también ha de moverse permanentemente escoltado.

Los versos de Evtuchenko, aunque escritos en otro tiempo y en otro contexto (la lucha de los disidentes en la Unión Soviética), siguen siendo iluminadores. Sorprende y enoja que el simple gesto de fijar algunas frases en un papel o teclear unas palabras en una pantalla se convierta en un riesgo, transforme en héroes a quienes lo hacen. Indigna mucho más, sin embargo, que eso ocurra ante el mutismo o la indiferencia social.

Cuando escribir pone en peligro la propia vida del escritor, leer es un grito contra el silencio, un acto de resistencia, una suerte de abrazo.

(He colocado en el blog un enlace con una de las plataformas que se han creado en Italia para mostrar la solidadridad con Roberto Saviano y exigir su protección)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me quedo con esta acertadísima expresión tuya: "Cuando escribir pone en peligro la propia vida del escritor, leer es un grito contra el silencio, un acto de resistencia, una suerte de abrazo". No puede haber mayor acierto poético e ideológico para decir lo que siente y lo que se piensa.
Un abrazo.

Juan Mata dijo...

Siempre me produce un escalofrío de felicidad, anónimo lector, cuando compruebo que unas palabras que uno cree insignificantes produce en otros un sentimiento de identificación, de complicidad. Así me ha ocurrido de nuevo.