9 de octubre de 2009

Cien años de vida

Tenía pensada la entrada de hoy desde hace varios meses. Quería que hoy, 9 de 0ctubre de 2009, cuando José Antonio Muñoz Rojas debía cumplir 100 años, mis palabras fuesen un testimonio de homenaje, de introducción a dos poemas que quería reproducir. Hace diez días murió el poeta casi centenario y tuve la tentación de hacer entonces lo que correspondía hacer hoy. Decidí, sin embargo, no alterar mi propósito. Pensé que, si me adelantaba, los dos poemas seleccionados adquirirían de pronto un carácter funeral. No quise utilizarlos como una especie de improvisado obituario, quería que aparecieran como lo que son: celebraciones del amor y de la vida. Y por eso actúo hoy según lo previsto, como si la muerte no hubiera llegado, sabiendo no obstante que estas palabras adquieren de repente un sentido de adiós y gratitud.


Verás, Rosa, que nunca dije nada
que rozara el amor y, sin embargo,
esto no expresa nada si no expresa,
Rosa, que estoy calado hasta los huesos
en tu amor; que sin ti, Rosa, no veo,
no oigo, Rosa. Te digo mis oídos,
te digo mis entrañas, mi aposento,
te digo mis latidos; si algo puedo
es porque tú me ofreces una senda
que me asoma a la dicha; si algo mío
existe que merezca una ternura,
que haga saltar un corazón hermano,
o acudir a la puerta apresurada
algún arma al leerme, y quiera abrirme.
Si algo saca color a la alegría
y descubre algún agua en el secano
de tanto corazón como latimos,
es solamente, Rosa, porque puedo
decir: Rosa, te quiero, y tú me escuchas.

.........

Es otra de las cosas que decimos
sin saber muy bien lo que decimos,
eso de perder el tiempo. No es tan sencillo.
Por lo pronto habría que hallar la alacena
donde guardarlo y cerciorarnos
que sigue. No está claro eso
de que el tiempo se pierde, ni dónde
va si pierde el tiempo. Se pierde
el aire o la noche? Dónde se pierde
el tiempo que dicen que se pierde?
Llevo tanto tiempo perdiendo el tiempo,
sin saber cómo lo pierdo, ni dónde
como no sea en tu regazo. Me gustaría
guardarlo para necesidades urgentes,
como ésta de tu regazo donde
dejar para siempre y nunca el tiempo
que dicen que se pierde.

4 comentarios:

Braian Seyfarth dijo...

http://www.historiasdenaufragios.es.tl/

discreto lector dijo...

Braian, gracias por comparecer en el blog. Te deseo toda suerte de éxitos con tu blog y tu escritura, que ya tiene los hilos necesarios para tejer buenas historias. Y escribe, escribe, escribe... No te canses.

Fete dijo...

Juan

Maravillosos poemas de este grande entre los grandes ...

Saludos.

discreto lector dijo...

En efecto, Fete, grande fue José Antonio Muñoz Rojas, tan grande como discreto. Una discreción que casi rozaba la invisibilidad. El reconocimiento de los lectores es, entonces, el mejor homenaje que se le puede ofrecer.