Esta mañana, antes de redactar y publicar esta entrada en recuerdo de Joan Brossa, que se sumará a las muchas que en decenas de blogs le rendirán homenaje hoy, cuando se cumplen diez años de su muerte, he hecho un gesto que vengo repitiendo desde hace años a la hora del desayuno. He tenido que desplazar un pequeño objeto colocado sobre la mesa donde hacemos las comidas.
Es un gesto elemental, rutinario, que hago al menos dos veces al día, en el desayuno y en el almuerzo. Para colocar los platos y los cubiertos debo apartar ligeramente un delicado objeto verde a fin de que no estorbe nuestros movimientos. Es ligero, grato al tacto, discreto.
La escultura-poema, pues eso es en realidad, tiene nombre, Ou amb dos rovells (Huevo con dos yemas) y su autor es Joan Brossa. Como todas sus obras, es una muestra de ironía, sutileza e inteligencia. ¿De qué naturaleza son las yemas encerradas en el huevo? Ese huevo, como si fuese el principio del que nace la vida, contiene... dos libros. La primera yema es un libro de poemas, que Brossa tilda de ' conversables'; la segunda yema es un libro de poemas objeto.
Así pues, las palabras y las imágenes sediciosas de Brossa escoltan nuestras conversaciones cotidianas, pues además del huevo hay una serigrafía suya colgada en una pared del mismo comedor. Me gustaría poder decir, sin engreimiento, con la misma sencillez con que puedo describir las sillas o las cerraduras, que Brossa es parte de nuestra casa. Es el mejor homenaje que uno puede tributarle en un día como hoy.
A los ojos de Brossa, el reverso del mundo siempre es más interesante. Cuando se leen/observan sus obras literarias o artísticas (¿es posible tal distinción en el caso de Brossa?) resulta imposible escapar a la impresión de que, hasta que él nos lo hizo notar, desconocíamos los rostros invisibles de la realidad. Su mirada nos hace menos confiados, más audaces. En sus manos, el lenguaje muestra su lado más festivo, pero también más turbador. Las palabras, la gran obsesión de Brossa, alteran lo evidente y crean lo presentido. Sus imágenes restan solemnidad a la vida cotidiana, la hacen más poética, más alada, más subversiva.
Sus libros de poesía, tan iconoclasta y fértil, alegran las estanterías de nuestra biblioteca.
Reproduzco aquí un poema que bien pudiera entenderse como una definición precisa de su trabajo:
Ser i obrar
Una paret blanca pot servir de carta.
La cara i els fets no són sempre el mateix.
Veig empremtes de peus estampades al sostre.
No hi ha res més mort que un amor quan mor.
Poc vull que la Paraula es quedi en paraules.
Tampoc no demano ajuda a cap dels qui llegeixen.
(Els llibres no poden substituir la vida,
però la vida no pot substituir els llibres.)
Les lletres s'escapen de les paraules
i viuen la seva pròpia vida.
Fugen els números del calendari.
Als límits del pensament, tot ho descobreixo
en els primers moviments de la gent que passa.
D'un cop de martell parteixo una roca
i de l'esquerda en surt
un vol de papallones.
[Ser y obrar
Una pared blanca puede servir de carta.
La cara y los hechos no son siempre lo mismo.
Veo huellas de pies estampadas en el techo.
Nada hay más muerto que un amor cuando muere.
No quiero que la Palabra se quede en palabras.
Tampoco pido ayuda a ninguno de los que leen.
(Los libros no pueden sustituir a la vida,
sin embargo la vida no puede sustituir a los libros.)
Las letras se escapan de las palabras
y viven su propia vida.
Huyen los números del calendario.
En los límites del pensamiento, todo lo descubro
en los primeros movimientos de la gente que pasa.
De un martillazo rompo una roca
y de la grieta sale
un vuelo de mariposas.
Traducción de Andrés Sánchez Robayna]
30 de diciembre de 2008
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4 comentarios:
Me encanta tu blog, soy una lectora muy interesada en tus lecturas y mundo cultural.Te busco, te leo, disfruto.Mil gracias.
¿Serías tan amable de comentarme un par de libros celebres de Brossa?... algo así como "sus imperdibles".
Vivo en Chile muy abajo casi donde se acaba el mundo y tendría que encargarlo...a España, en nuestras librerías no existe este autor.cordialmente te saluda
una lectora curiosa, Constanza
http://constanzamekis.blogspot.com/
Estimada Constanza, me abruman tus/sus palabras. Sinceramente. Me sigo sintiendo turbado ante el elogio. Es un poco extraño, pero no lo puedo remediar. Tengo siempre la impresión de haber traspasado los límites del pudor. Pero esa sensación no impide que me sienta en permanente estado de agradecimiento, tanto hacia los que leen en silencio como ante los que expresan opiniones. Así es que... muchísimas gracias.
Mi amor por Chile, que ya he confesado algunas veces en este blog, hace que me sienta una vez más feliz por la intervención de alguien de allá, más aún si es una persona comprometida, y de qué modo, con el desarrollo en su país de las bibliotecas escolares, como es su caso. Ya conocía tu/su blog y debo reconocer la envidia que me produce la fotografía de presentación, tan desinhibida y bienhumorada.
Y ahora vamos al asunto que nos ocupa. Mi consejo, dada la dificultad de encontrar los libros antiguos de Brossa, es ir directamente a la antología 'La piedra abierta', excelente recopilación de la poesía de Brossa editada por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores. Pienso que ahí está lo fundamental del autor. Y, por supuesto, sería conveniente rastrear en Internet las imágenes de sus poemas-objeto y de sus carteles, donde está más viva su poética e irreverente imaginación. Espero que su conocimiento te/le depare felices momentos de lectura.
En esta dirección podrá encontrar más información: http://www.joanbrossa.org
Deliciosa la anécdota del rovell d'ou. Y en el rovell d'ou sólo puede haber Brossa.
¡Gracias por participar del homenaje!
Me sentí feliz, estimado Víctor, al mostrar públicamente mi admiración por Joan Brossa. Una admiración que, por lo que he comprobado, roza la que siente/sienten por él. Me da por pensar que, en realidad, somos pequeñas yemas de un inmenso huevo ideado por Brossa. En tiempos de corrupción y desfachatez no viene mal recordar su actitud crítica y burlona frente a las vanidades y el poder. Nos ayuda a no perder el norte y a no desfallecer.
Gracias, Víctor, por su presencia.
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