7 de noviembre de 2008

Recordatorio

No estoy muy seguro de que quien debiera leer estas palabras de manera prioritaria pueda o vaya a hacerlo. Resulta abrumador aceptar que al destinatario natural de tu escritura le resulte casi imposible darse por enterado, recibir el mensaje. Y no me estoy refiriendo a alguien desaparecido, pero sí a alguien que progresivamente se aleja, se ausenta. Es ese lento, implacable distanciamiento el que nos derrota a todos. Me dirijo a alguien que fue un gran poeta, que es un permanente amigo.

¿Es? ¿Fue? Qué difícil es encontrar en estos momentos el exacto tiempo verbal. 'Es' porque aludo a alguien que vive, se alimenta, camina, duerme, está... 'Fue' porque en todo lo que habitó y lo modeló -la escritura, la docencia, las conversaciones, la escena...- hace algún tiempo que ya no está con la vivacidad que le corresponde. Somos testigos de un abandono que no depende de la voluntad personal, que no puede ser impedido por fármacos o palabras, que se va produciendo sin fragor ni tregua, despiadadamente, como una sucesión de pequeños cataclismos neuronales que van derrumbando poco a poco los recuerdos, los íntimos gestos, los antiguos aprendizajes elementales. Quedará su obra, se consuelan a veces los amigos, y es cierto que quienes quieran en el futuro historiar el encuentro del flamenco con otras músicas o la exaltación poética de los gitanos en España deberán mencionar sin remedio Camelamos naquerar o Penar Ocono, pero esa certidumbre no evita la tristeza.

Ayer, el departamento universitario al que pertenezco decidió proponer la candidatura de José Heredia Maya al Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca. Fue una demostración de reconocimiento, de recordatorio. La solicitud no será tenida en cuenta, eso ya lo sé, lo cual no rebaja su sentido moral, su valor de homenaje público.

Copio aquí un poema perteneciente al último libro publicado por José Heredia Maya, Experiencia y juicio, como acto de admiración, de renovación de afectos.


ADHERENCIAS

Te han dicho que te quieren con locura,
y ha sido un golpe bajo, la verdad.
No estabas preparado. La inocencia
en estas horas te sorprende. Luego,
cuando quizás sobre la tarde suba
la lluvia y la tristeza de nivel
puede ser que recuerdes cuando, libre
el tiempo, ibas subiendo hasta la cumbre
altiva del misterio y de la duda. La duda
con la fe se vierte en dogma,
pero el misterio permanece activo
y multiplica y repta y anda y muerde
los talones y cae sobre ti
sin fe. Gravitatorio aplasta y sigue.

Te han dicho que te quieren con ternura
y ha sido un golpe bajo, creo yo.
Es planta, la ternura, de otra era
geológica -ser fosilizado-
pero a veces respira, es la verdad.
La ternura sorprende cuando llega
-no, nadie la esperaba- su visita
es puntual y caprichosa. Nadie
es un adverbio intemporal de dudas
y la ternura sí. ¿No lo comprendes?
Afirman que te quieren y adjetivan,
revisas los tratados más remotos,
no se da ese recurso en la sintaxis
contigua y yuxtapuesta con la vida.

Te ha dicho que te quiere una mirada,
mensaje claramente comprensible.
El sabor de la música en los ojos
y el olfato te evitan adherencias
de adverbios -siempre- y adjetivos. Toda
gramática de culpa queda ausente
de unos ojos que miran y desean.

4 comentarios:

Esteruca dijo...

Muy hermoso.
SAludos

Juan Mata dijo...

Gracias, Esteruca. Me hace feliz pensar que las emociones propias se asientan a veces en las conciencias de los demás. En esos casos, la sensibilidad del que recibe es tan importante como la de quien entrega.

Saludos.

Jmdeum dijo...

¿Y por qué no será tenida en cuenta esa solicitud?... Da que pensar. Gracias por crear en el ciberespacio (y en el más cercano del día a día - y en el intermedio de la docencia universitaria - ) un blog sobre lectura.

Juan Mata dijo...

Mucho me temo, estimado profe, que en mi observación pesa mucho el conocimiento que tengo de la dinámica del premio. Pero eso es lo de menos. Lo importante es el gesto de los proponentes.

Por lo demás, soy yo el agradecido por la deferencia de leer el blog. Y quiero, por supuesto, enviarle unas palabras de aliento para llevar adelante su club de los charlatanes. Suerte.