6 de junio de 2008

En compañía de lectores

No subscribo del todo la afirmación de que los padres lectores engendran de inmediato hijos lectores. Miles de lectores de todo el mundo hemos nacido en el seno de familias no lectoras, y viceversa. A menudo no se tiene en cuenta que más allá de los alegatos y los modelos está el albedrío de las personas. No solemos valorar como se merece el acto de libertad que supone no leer, cuando todo está a favor. Nos gusta más ensalzar la idea de la lectura como un acto soberano y rebelde. La paronomasia entre libro y libre da mucho juego a los publicistas y a los redactores de discursos institucionales, pero ignora que tan libre es el que decide leer como el que, pudiendo hacerlo, rehúsa relacionarse con los libros. La familia puede ser un estímulo, pero no es una garantía para la lectura. Pero observando la fotografía que encabeza estas palabras me da por pensar que el ejemplo no es estéril, que siempre queda en nuestra conciencia un suave eco, la sombra de un gesto, un leve arañazo de las lecturas de nuestros padres.

2 comentarios:

Leox dijo...

Comparto con usted lo de de ensalzar la idea de lectura como un acto soberano y rebelde. Lo que hace falta en la literatura es alejarse un poco del canon y dar plena libertad a los lectores
Saludos

Juan Mata dijo...

Los cánones, en efecto, pueden resultar restrictivos y descorazonadores. Comparto sin ambages la idea de la libertad del lector. La cuestión en la que pienso a menudo es si esa libertad es connnatural o es creada, si sólo hay que protegerla o, por el contrario, hay que construirla y dejar que se manifieste. No tengo una opinión definitiva al respecto. En cualquier caso, una biblioteca es un lugar perfecto para crear/estimular la libertad de leer.