Lamento muy de veras que la primera vez que aparece el nombre de Antonio Pereira en este blog sea con motivo de su fallecimiento, del que he tenido noticia hoy. Me hubiera gustado cumplir con lo previsto, que era hablar de su obra literaria, de sus cuentos principalmente, con extrema admiración. Querría haberlo hecho sin la sombra de la conmemoración funeraria, tan inmerecida siempre. Pero los acontecimientos se me han adelantado y hoy lo hago con un motivo al margen de la celebración de la literatura. Pero no he querido dejarlo pasar. Me habría parecido más injusto todavía. De modo que este texto, que debía haber sido un homenaje de luz, se ha convertido de repente en un improvisado obituario.
Permanece, sin embargo, la intención primigenia, que no era otra que la encarecida invitación a leer sus cuentos y sus relatos, tan admirables, tan desconocidos. Yo lo descubrí tarde, hace unos pocos años, pero el deslumbramiento fue inmediato. Desde entonces, y siempre que hemos necesitado (ya van sabiendo a quien me refiero cuando hablo en plural) leer en público un cuento breve y fulgurante no hemos dudado en escoger alguno de este extraordinario, irónico, narrador español. Los títulos de algunas antologías expresan a las claras su índole de cuentista. Nombraré dos de ellas: Cuentos para lectores cómplices y Me gusta contar. En efecto, de eso se trataba: un narrador que gozaba contando y a cambio pedía la pura complicidad de los lectores. Con la mía contó desde que lo leí por primera vez. Si esta entrada lograra la complicidad de otros... estarían justificadas estas palabras de luto por Antonio Pereira. Busquen sus libros en las bibliotecas o las librerías. Pienso que les depararán íntimos momentos de felicidad.
Permanece, sin embargo, la intención primigenia, que no era otra que la encarecida invitación a leer sus cuentos y sus relatos, tan admirables, tan desconocidos. Yo lo descubrí tarde, hace unos pocos años, pero el deslumbramiento fue inmediato. Desde entonces, y siempre que hemos necesitado (ya van sabiendo a quien me refiero cuando hablo en plural) leer en público un cuento breve y fulgurante no hemos dudado en escoger alguno de este extraordinario, irónico, narrador español. Los títulos de algunas antologías expresan a las claras su índole de cuentista. Nombraré dos de ellas: Cuentos para lectores cómplices y Me gusta contar. En efecto, de eso se trataba: un narrador que gozaba contando y a cambio pedía la pura complicidad de los lectores. Con la mía contó desde que lo leí por primera vez. Si esta entrada lograra la complicidad de otros... estarían justificadas estas palabras de luto por Antonio Pereira. Busquen sus libros en las bibliotecas o las librerías. Pienso que les depararán íntimos momentos de felicidad.
6 comentarios:
Desconocía a este autor pero con esa carta de presentación es inevitable querer conocerlo o, lo que es lo mismo, leerlo. Suma y sigue mi lista de lecturas pendientes (espero que durante el verano, en esos atardeceres asturianos en que la lectura es un placer aún mayor, pueda saborear alguno de tus recomendaciones.)
Estoy convencido, Lammermoor, de que te gustará Antonio Pereira. Intuyo que tenemos afinidades lectoras. Leer a Pereira en Asturias puede ser una experiencia inolvidable.
Confirmando que un libro llamado "La divisa en la torre" era también de Antonio Pereira he descubierto un precioso blog con pequeños relatos de un amigo de Pereira. Se llama "cronicas del reino menguante". Como todo está interconectado una cosa nos lleva a otra... Ya he conseguido los cuentos "para lectores cómplices" y otros dos libritos mas " las ciudades de poniente" y "Cuentos de la Cábila"... El puente para leerlos... fagocitar libros, ¡vivir!
Me parece tremendamente sugestivo el nombre de tu entrada y del libro de Antonio Pereira; porque sin la complicidad del lector ¿qué es la escritura?
Quiero aprovechar el comentario para pedirte disculpas por haberme dirigido tan directamente a Leox en la entrada anterior. Por favor, considéralo como una muestra de lo a gusto que me siento en este blog en lugar de como una salida de tono.
(Y en mi tónica "divagatoria" al leer el nombre de Antonio Pereira, me viene a la mente el libro de Antonio Tabucchi "Sostiene Pereira")
Qué inmensa alegría, estrella polar, comprobar que la manifestación pública de un lamento por una muerte mueva a una lectora a interesarse por el autor objeto de homenaje. Estoy seguro de que la compañía de Pereira será grata, serena y duradera.
Por favor, lammermoor, no pidas disculpas por tus magníficas efusividades. ¿Qué mejor muestra de confianza que la expresión desinteresada de los sentimientos? Soy yo quien debe agradecerte tu espontaneidad. Leox estará de acuerdo conmigo. Y bien podría ser que adelante dijera 'Sostiene Lammermoor...' para referirme a ti.
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