Esta mañana, antes de emprender el regreso a casa, hice esta fotografía en una ciudad muy lejana de la mía. La luz que colmaba la plaza donde esa lectora inauguraba el día era intensa, convocadora.
Horas más tarde, en el aeropuerto, fotografié a esta otra lectora. Esperaba, como yo, que un avión la llevara a su destino.
Ahora todo está de nuevo en su sitio. El viaje ha concluido. Extraigo un libro del estante y copio este poema. Con él reanudo los hábitos.
LIBROS
En ellos aprendemos ciertas cosas
y nuestra vida es suya en cierto modo.
Los vemos ordenados, pacientes, anhelantes.
Qué raro.
Si pensamos un poco
resultan como extraños -y tan serios-
en nuestra intimidad, pero ya establecidos
saludo y conversación, ¿cómo evitar su influjo,
la magia de su trato agradecido?
Son a ratos corteses y a veces nos hirieron;
oculta en su penumbra vive una luz dorada.
Acabarán quizás en profusos catálogos
de libreros de viejo, sin saber en qué manos,
como antiguas amantes, hallarán su destino.
Morirán con nosotros, velándonos secretos.
Son páginas los sueños de un libro misterioso.
Felipe Benítez Reyes, La mala compañía
8 de marzo de 2009
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4 comentarios:
¡Que hermoso!buscaré en mis estanterias de poesia el libro y lo volveré a releer. Los libros a los que me refería en el comentario de la entrada anterior son una colección de Edelvives que se llama "Vampiros chupatintas". Sus autores Eric Sanvioisin y Martin Matje. Son para mas pequeños, 8 años o así, que los de Cornelia Funke y una delicia divertida...Por lo demás tus propuestas aumentan mi adicción. Besos estelares
Cualquier lugar es bueno para leer... más aún si la lectura es buena...
Estimado Juan, espero que tu viaje haya sido lo mas gratificanente posible y sinceramente me hubiera gustado enormemente acompañarte a todos esos sitios tan interesantes a los que frecuentas.Tu compañia siempre ha supuesto para mi un amplio abanico de saberes que hasta ahora ninguna persona me ha podido transmitir.Siempre habrá personas que lean: en las calles, en las plazas públicas, cuando esperan el tren, de vuelta a casa.
Yo siempre digo que la lectura no sabe de límites ni de fronteras, la lectura va mucho mas allá de todo eso.Más aún, desarrolla un aspecto muy importante en el ser humano,que es la imaginación.¿Qué sería de los niños pequeños sino pudiesen saciarse de la imaginación mientras están leyendo? al fin al cabo, es una herramienta fundamental de la lectura.Saludos Juan
Gracias una vez más, estrella polar, por el brillo de tus comentarios, que en esta ocasión me descubren unos libros que desconocía. Voy, como siempre, a buscarlos. La reflexión poética de Felipe Benítez Reyes es muy hermosa, sí.
En efecto, Davicine, la intensidad y la atracción de un libro pueden parar los relojes y detener a los lectores en cualquier lugar. Y allí quedan, abandonados a merced del texto. Las figuras de los lectores son un espectáculo fascinante para un observador curioso. Gracias por recordarlo.
Ya llegarán tus oportunidades de viaje y debates públicos, Alejandro. Los primeros pasos hacia esos lugares comienzan a darse ahora, en la universidad, con el estudio. Lo que ahora parece lejanísimo e inalcanzable, pronto se vuelve accesible. Ya lo verás.
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