11 de marzo de 2009

Imaginaciones

Sólo pudimos conversar brevemente mientras esperábamos la hora de embarque de nuestros respectivos vuelos, pero esos pocos minutos fueron suficientes para abordar uno de los asuntos que más me intrigan y más me entusiasman: el sentido y el uso de la imaginación. Podrían ustedes pensar que, dado el carácter de este blog y las pasiones de su autor, entra dentro de lo esperable una conversación sobre ese tema. Pero no es del todo exacto. Mi interlocutor era un astrofísico, mi amigo Rafael Garrido, cuya pasión (no sólo profesión) es observar atentamente el universo y desentrañar sus enigmas. Hablamos de la imaginación porque mientras describía la investigación en torno a la oscilación solar en la que andaba involucrado, y que de culminarla con éxito sería un descubrimiento sensacional, iba yo confirmando que imaginar forma parte esencial del trabajo de un científico, que no todo en él es experimentación y validación. Imaginar resulta imprescindible para escoger un objetivo y avanzar decididamente hacia él.

Me fascinaba pensar que el punto de partida del escritor es idéntico al del científico: ¿que ocurriría si...? Después, claro está, cada uno de ellos avanza por caminos distintos, con métodos distintos, con materiales distintos, con lenguajes distintos. Conmueve pensar, sin embargo, que al término de ese trayecto puede aparecer una novela, una teoría, una pintura, una demostración.
Adjudicar al artista la exclusividad de la imaginación resulta injusto y empobrecedor.

Al hilo de la conversación en el aeropuerto pensé compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la imaginación. Pero, a diferencia de lo que suele ser habitual, deseaba que en esta ocasión provinieran del campo de la ciencia. La primera pertenece a un físico, Jorge Wagensberg; la segunda es de un filósofo de las ciencias, Carles Ulises Moulines; la tercera, de un biólogo, Richard Dawkins. Podríamos aportar otros testimonios, pero en las citas que siguen está, a mi juicio, lo fundamental. Espero que les sean, como a mí, alentadoras.


'El primer principio del conocimiento científico es: "todo lo real es imaginable". Quizá parezca un juicio eufórico sobre las prestaciones de la mente humana, pero las hipótesis metodológicas no son verdaderas ni falsas. Sencillamente, se asumen o no. Ésta, en particular, no se puede confirmar ni se puede negar. No es falsable. Pero el científico vive así su quehacer diario, como si todo lo real fuese imaginable. Lo necesita para empezar, con buen ánimo, cualquier proyecto de investigación. Y no le va mal...

La afirmación inversa es otra cosa:
"todo lo imaginado es realizable". Ésta sí es falsable. Y no sólo eso. Además es falsa. Pero también da mucho de sí. La mente puede, en efecto, representar objetos imposibles. Hay imposibles de dos familias: los imposibles lógicos y los físicos. Los imposibles lógicos son los que tienen contradicciones internas, es decir, son incoherentes. Imaginar imposibles lógicos es pasión de matemáticos y de psicólogos. El célebre triángulo de Penrose y Escher, dos tangentes a una curva plana en un mismo punto o una máquina del tiempo que permita corregir la historia son objetos que ni siquiera pueden aspirar a acceder a la realidad. En cambio, los imposibles físicos son coherentes, pero tienen contradicciones externas, es decir, son incompatibles con las cosas o las leyes que gobiernan el mundo de lo que ya existe. Imaginar imposibles físicos es gracia (o riesgo) de escritores de ficción y riesgo (o gracia) de científicos: un insecto de quince metros de envergadura, un objeto más frío que cero grados Kelvin o una señal lanzada a una velocidad superior a la de la luz quizá puedan acceder a una realidad..., pero al parecer no a la nuestra. Luego está el mundo de lo posible. Es el de los objetos coherentes y compatibles que, aunque no existan, podrían hacerlo o haberlo hecho con mayor o menor verosimilitud. Imaginar objetos de este mundo se llama (atención) hacer predicciones científicas.'

*

'Creo que en este aspecto hay que comparar la imaginación científica con la imaginación artística. Lo que impulsa la imaginación en el cine o la literatura es el deseo de contarnos una historia coherente y plausible sobre el mundo, para lograr una unidad que no tiene nuestra experiencia inmediata. Esta sensación de unidad global es lo que de hecho queda de una buena película o de una buena novela. Exactamente lo mismo ocurre, creo, con una teoría científica. En eso radica el valor y el riesgo de la imaginación. Tiene razón Jesús Mosterín cuando dice que el resultado puede ser luego demasiado fantasioso y ajeno a la realidad, pero eso es ya otro asunto; hablamos ahora de motivaciones. Y la motivación no la veo entonces condicionada por asuntos profesionales o sociales, sino que surge de ese impulso natural humano de contarse algo a sí mismo, algo plausible, coherente y unitario. Ese es por otra parte el origen de los mitos: una película bien contada del mundo, de su origen y de su evolución. El mismo deseo que crea los mitos, crea la obra de Darwin o la de Newton.'

*

'Como quiera que empezara, y fuese cual fuese su papel en la evolución del lenguaje, nosotros, seres humanos, de manera única entre toda la estirpe animal, tenemos el don poético de la metáfora; de reconocer cuándo las cosas son como otras cosas y de utilizar la relación como una palanca para nuestros pensamientos y sentimientos. Éste es un aspecto del don de imaginar. Quizá fue ésta la innovación clave en el programa que desencadenó nuestra espiral coevolutiva. Podríamos pensar en ella como el avance clave en el programa de simulación del mundo que fue el tema del capítulo anterior. Quizá fue el paso desde la realidad virtual forzada, en la que el cerebro simula un modelo de lo que los órganos de los sentidos le están diciendo, hasta la realidad virtual no forzada, en la que el cerebro simula cosas que no están realmente allí en aquel momento: imaginación, ensoñaciones, cálculos sobre futuros hipotéticos del tipo "¿qué pasaría si?". Y esto, finalmente, nos lleva de nuevo a la ciencia poética y al tema dominante de todo el libro.'

4 comentarios:

estrella polar dijo...

He leido la entrada unas cuantas veces. Compleja, provocadora, densa...¿que me evoca? El tema de la narración, científica, literaria o personal me conduce a la dificultad que muchos alumnos sordos con los que trabajo tienen para "narrarse" lo mas matizadamente posible... también tienen dificultades con el "¿que pasaría si...?...Quizá a muchas otras personas tambien les cueste...¿es la función poética y el pensamiento científico lo que nos hace indiscutiblemente humanos? ¿es la imaginación la gran señan de lo que somos? En las escuelas se trabaja poco y en secundaria menos... Hermosas "competencias" para enseñar. Besos nocturnos desde las estrellas

Juan Mata dijo...

Pienso, estimada estrella, que tocas el meollo del 'gran' asunto. Hay pocas dudas de que 'lo humano' surge de esas extraordinarias facultades de la mente que son la investigación científica (alentada, cómo no, por la curiosidad) y la función poética (basada en la capacidad metafórica, es decir, en la posibilidad de traspasar a una cosa las cualidades de otra y de imaginar a le vez mundos posibles). Esas deberían ser las competencias ineludibles que debería promover la educación. ¿Pero cuántas veces se ha dicho esto? ¿Qué impide, sin embargo, que se concrete en las aulas? Lamentablemente, no tengo una respuesta satisfactoria.

Lo que me ha dejado muy sorprendido, y con ganas de seguir averiguando, es la dificultad de las personas sordas para 'narrarse' y utilizar a la vez la hipótesis del 'si'. Tengo amigos con hijos sordos. Voy a investigar sobre ese asunto que me acabas de descubrir. Te agradezco muy de veras esa perspectiva que me has abierto.

Un abrazo.

estrella polar dijo...

La dificultad tiene que ver con muchas cosas todas interesantes: tener un código de comunicación temprano (lengua de signos en unos casos pues la lengua oral tarda mas en desarrollarse), tener adultos que les narren su vida, la de otros, cuentos, acontecimientos...En demasiadas ocasiones las familias se centran en un lenguaje muy contextualizado, y poco expandido, sin hablar de pasado o futuro... Desde esta pobreza existen dificultades para llegar a compartir "las narraciones de la tribu", la tradición cultural oral o en signos... Es un tema apasionante...Si no tenemos en la cabeza el esquema de la narración, si no bebemos imaginación y posibilidades... no surgen en nosotros, nos quedamos como cortados...En los últimos años los adultos sordos han hecho un gran esfuerzo por cubrir estas legunas y los hay excelentes cuentacuentos y andan construyendo su historia como comunidad, para que pueda ser narrada...Perdona mi invasión del blog con mis temas favoritos, me alegra si despierto tu curiosidad. Luminosos besos estelares

Juan Mata dijo...

No me siento invadido, estimada estrella, sino afortunado por el hecho de que aparezcan aquí cuestiones de tantísimo interés humano e intelectual. Reconozco que nunca había reflexionado en la narración y la construcción de la identidad narrativa desde la perspectiva de las personas sordas. Me he quedado muy pensativo. De pronto he confirmado muchas ideas y he descubierto otras muchas. Ahora quiero saber más y voy a indagar sobre ese asunto. ¿Qué más puedo pedir? De nuevo debo agradecerte la oportunidad de estos 'diálogos del conocimiento', por usar el título de uno de los libros más intensos del poeta Vicente Aleixandre.