11 de febrero de 2010

Mientras tanto

¿Conocen esa sensación de abatimiento que de cuando en cuando nos asalta y nos resta fuerzas y ánimo para hacer otras cosas que no sea la atención a los problemas inesperados que fluyen como arroyos que unieran sus corrientes hasta arrastrarnos sin remedio?

Si así es, comprenderán entonces de qué les hablo si les digo que estos días de silencio no son fruto de la desidia o la falta de ideas, sino del desasosiego y la concentración prioritaria en esos asuntos que reclaman nuestra energía y nuestro tiempo y que tienen que ver con la salud y los padecimientos de personas que queremos, con los estragos de la vejez, con esos infortunios que resumidamente llamamos 'vida'.

Mientras se serenan las cosas, y como quien acude brevemente a una casa deshabitada para regar las plantas que comienzan a secarse, les dejo unas reflexiones de Norbert Bilbeny extraídas de su libro Ética para la vida y que reflejan bien algunas de las encontradas sensaciones que se tienen cuando se está al lado de un enfermo.

"En otras palabras, el dolor lo padecemos solos. La soledad del paciente es inevitable, por acompañado que esté. Los demás pueden padecer con nosotros, pero no por nosotros. Eso nos desconecta de ellos, pero permite que puedan ayudarnos mejor. Los necesitamos disponibles de este modo. No obstante, la soledad del sufrimiento es tan consustancial a este nuevo estado que los otros pueden llegar a estorbarnos con sus atenciones o su mera presencia. Les agradecemos su compasión y su ayuda, pero sabemos que no nos curan. ¿Para qué atenderlos en nuestros peores momentos? Al final, nos sobran. El sufrimiento aísla. Por eso no hay forma de asociar esta experiencia con nada positivo ni que tenga 'sentido'. Este se reduce a un solo signo: el negativo.

Sufrir lo es por partida doble. En primer lugar percibimos la molestia o el malestar que supone. Por ejemplo, el daño físico, el abatimiento moral. Pero tendremos que enfrentarnos con un tipo u otro de impedimento que el dolor y el prolongado sufrimiento conllevan. Hasta peor que el mal concreto va a ser el cambio de vida que le sigue, resultado de los impedimentos. El 'no poder' de ahora nos atormenta tanto como el mal y la aflicción del inicio, que, mientras tanto, continúan. Hay que suprimir actividades, sustituir hábitos, actuar mucho menos. El dolor duele y además no permite actuar. Negativo sobre negativo. [...]

Aunque la soledad con que se vive el dolor es inevitable, ya lo dije antes, cuanto menos sola está la persona que padece tanto más puede resistir su mal. El dolor en solitario es doble dolor. La compañía de alguien que nos quiere lo hace más soportable. Pocas experiencias unen tanto a las personas como pasar juntos el dolor o interesarse por calmar el dolor del otro."

21 comentarios:

EXPERIMENTATIO dijo...

Ojalá encuentres en estos momentos alguien que abra la puerta cuando llegues tarde a casa, que destape la esquina de tu cama cuando el cansancio y la sinrazón se presenten,... entiendo tu situación.
Abrazos.

Jmdeum dijo...

Aunque no pueda ser de manera física, te mando mi compañía en el dolor. Se llama solidaridad, empatía, compasión... Para que en esta pobre compañía el dolor sea menos dolor...
Pero la vida no es una sinrazón porque exista el dolor. Tenemos que reconocer que el sufrimiento forma partre natural de la existencia. Asumirlo es una forma de sabiduría... (lo dijo Sidharta Gautama, el Iluminado)
Abrazos y mucho ánimo.

Curro Armenio dijo...

Un saludo especial.

Anónimo dijo...

Lamento la situación, recibe un abrazo virtual de mi parte y mucho ánimo.

A Mateo, me ha parecido precioso tu comentario... dice tanto!

Marialcira Matute dijo...

Juan, con tanta gente que te quiere y te respeta...cómo vas a sentirte solo? tantas complicidades y afectos compartidos, tu Andrea,y nosotros, tus lectores discretos...estamos aquí,los escritores que amas , que comentan y están a la mano en tu biblioteca y en este blog, todos te acompañamos, te encontramos siempre en este portal sereno y lleno de poesía y de vida...ánimo!

Nuria dijo...

Creo que este texto da las claves de la verdadera razón de existir de este blog. Acompañar en el dolor, empatizar con la condición humana cuando ésta alcanza su máxima expresión, es decir, en el momento en el que más patente queda qué es en verdad la "vida". Porque de eso se habla en "Yo", en "Las uvas de la ira", en los poemas de José Heredia, en tu entrada sobre Haití.
Te envío un Abrazo fuerte, de Oso, de los que intentan salvarnos de la inherente soledad. Cuidate mientras cuidas.
Y gracias, Juan, como siempre.

Sara Royo dijo...

Lamento el dolor. Lamento tu dolor y el de ese anciano o anciana q esta sufriendo (eso entendí). Puede q tu dolor no le ayude, pero sí tu presencia y tu cariño. Jugamos con las cartas q nos dan y la vida tiene muy mala idea al repartir y mucha paciencia para cobrar las deudas de juego.
Un abrazo.

discreto lector dijo...

Mateo, Profe, Curro, Charo, Marialcira, Nuria, Sara... contrariamente a lo que se suele afirmar cuando se recibe tamaña demostración de afecto ('no tengo palabras') yo sí creo tener algunas que ofreceros. La principal, una que en su sencillez condensa mi sentimiento más hondo: gracias. Pero la gratitud se hace asombro emocionado cuando compruebo que esos afectos provienen en muchos casos de personas a las que no conozco personalmente, con las que nunca he cruzado una mirada. No deja de sorprenderme entonces el valor de las palabras como procuradoras de amistad y compañerismo. Porque con la mayoría la relación es meramente lingüística, trabada mediante la escritura y la lectura. ¿Cómo entonces no seguir confiando en los libros, en las palabras?

La palabra 'abrazo' también me gusta. Es una prueba de que necesitamos algo más que sonidos para expresar lo que uno siente. De modo que la hago comparecer también.

La tercera palabra es 'felicidad'. ¡Qué sentido más elemental y transparente adquiere ese concepto cuando uno percibe la generosidad y la presencia de quienes ofrecen su afecto desinteresado, sus limpias palabras!

Mi madre, que no sabe que yo escribo este blog y que ni siquiera comprendería en qué consiste, se mostraría igualmente agradecida si pudiera conocer el alcance de vuestro gesto.

Gracias de nuevo.

lammermoor dijo...

Nunca se que decir en este tipo de situaciones, excepto que lo siento y que te mando mucho ánimo. ¡Un abrazo!

discreto lector dijo...

Lammermoor, sí sabes qué decir. Ya lo has dicho. Y te lo agradezco.

Anónimo dijo...

Un abrazo desde otro Continente... pues, es verdad que todos vivimos un poco en distintos Mundos. Ánimo discreto lector
Ernesto

Paqui dijo...

Juan, te entiendo, porque yo ya pasé por esa situación. Creo que aparte de sufriente estarás totalmente absorbido por ella.
¡Ánimo! Y un abrazo.
Paqui (La Zubia)

Anónimo dijo...

De nuevo la lectura y la escritura me ayudan a entender el sentido de la vida y las reacciones, a veces inexplicables, de las personas que quieres y que sufren porque están enfermas o ya están cansadas de estar enfermas y esperan en silencio lo que está por llegar...
Y de nuevo Juan te doy las gracias por compartir con nosotros tu dolor, eso tan íntimo y con lo en este momento me siento tan identificada. Me dijo un buen amigo que me despidiera y lo he hecho, le he dicho que lo quiero...
Ánimo y mucho amor. Amparo

Antonio Rubio Carretón dijo...

Desde la distancia y la discreción yo también sigo este blog. Quiero mostrarte mi solidaridad y añadir un granito de arena más a esta montaña de afecto que recibes.
Un abrazo.

Peru dijo...

Qué lindas palabras, llenas de fuerzas. Tu madre tiene suerte de tenerte a sus lados. Otro abrazo virtual para ti Juan.

Anónimo dijo...

Querido Juan:
No había pasado antes por aquí así que no sabía por lo que estabas pasando. Si fuera posible cargar con un poco de tu dolor para que tú sufrieras menos, ten la seguridad de que sin duda me ofrecería para hacerlo. Se que no se puede. Pero te puedo decir que estoy aquí, haciendo oración para que tu corazón encuentre la paz y la fortaleza necesaria en estos momentos; y que te envío un sincero abrazo desde el otro lado del planeta.
Porque esas palabras tan hermosas que nos has dejado de Bilbeny son sabias: el dolor se padece solo...nadie puede evitarlo. Sin embargo, no estás solo. En el ciberespacio, y seguramente en vivo y directo, hay muchos que estamos contigo.
Un beso,
Ale.

Teresa dijo...

Juan, sé que son momentos muy tristes, que cuando toca a uno de cerca se vive con gran dolor. Me doy cuenta que aún, como tú dices, sin conocernos, por aquí andamos gente que te leemos y nos gusta, por eso ahora estamos también para poner el hombro.
Un abrazo
Teresa

Anónimo dijo...

Estamos contigo
Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Juan, bonito, te ví la otra mañana y te sentí triste, cansadito, creo... pero no sabía.
¡qué justo es que recibas tanto cariño!
Yo te mando mucho amor, ánimo y también te doy las gracias por compartir esas vivencias tan íntimas. Te diría mas cosas, pero las palabras no siempre fluyen... un beso. Memes

Anónimo dijo...

A veces nos ha unido la felicidad de la lectura compartida, y hoy nos une el dolor. Me emociona ver cuántos te acompañan. Te envío aquella frase de Albert Camus: "En medio del invierno comprendí que había en mí un verano invencible"

discreto lector dijo...

Ernesto, Paqui, Amparo, Antonio, Peru, Ale, Teresa, Memes, Anónimos Amigos... me disculpo por mi prolongado silencio que, como comprenderán, nada tiene que ver con el desafecto sino con el tiempo y el ánimo. Me siento muy conmovido por sus palabras y profundamente agradecido por su presencia. Les envío mi mejor abrazo.