Hace ya algunos años, Jerry R. Hobbs, un investigador norteamericano en el campo de la informática y la inteligencia artificial, escribió un artículo cuyo título planteaba una pregunta intelectualmente muy estimuladora: Will Robots Ever Have Literature? [¿Tendrán los robots alguna vez literatura?]. Si desean leerlo completo en la lengua original pueden hacerlo aquí.
La verdad es que no es fácil dar una respuesta satisfactoria. Ni la negativa rotunda, a partir de la condición no 'humana' de los robots, ni la afirmación ligera, en base a la infinitas 'capacidades' de los robots para hacer cualquier cosa, son aceptables. Aunque tal vez lo urgente o lo importante no sea responder a la pregunta de modo inequívoco sino poder reflexionar sobre el asunto.
A mi juicio, Hobbs no nos propone un ejercicio de adivinación, sino un esfuerzo de análisis. Y no tanto sobre las posibilidades de los robots sino sobre la propia literatura. Como afirma en su artículo, el asunto más interesante, de los más misteriosos y estimuladores, y donde la ciencia cognitiva y la teoría literaria pueden cooperar provechosamente, es determinar qué hace que un texto sea literatura, qué hace que una obra literaria sea buena.
En efecto, no dejamos de preguntarnos qué es la literatura y por qué nos seduce tanto y por qué la seguimos produciendo. Y no acabamos de dar respuestas definitivas. Por lo que vamos sabiendo, una de las características de lo 'humano' es la disposición a pensar narrativamente, a entender la realidad social mediante historias verídicas o ficticias. Y también a imaginar mundos posibles, mundos donde lo interesante es lo probable y no lo cierto. ¿Poseemos entonces los humanos literatura a causa de nuestra débil naturaleza, de nuestras insuficiencias cognitivas, de las limitaciones de nuestro cerebro?
La cuestión sería saber entonces si los robots necesitarían literatura, si les resultaría imprescindible leer ficciones o poemas. Porque leer lo podrían hacer sin dificultades, pero ¿leer literatura? Tal vez no, o sí. ¿Quién sabe? Todo dependería de su programación. ¿Podrían entonces programarse de tal manera que precisaran de textos literarios para vivir o sobrevivir? Y si fuera así, ¿en qué radicaría esa peculiaridad, ese frágil atributo que les acercaría a las necesidades humanas: en la curiosidad, en la fantasía, en el sentimiento, en la incertidumbre?
Me gusta pensar en ello por placer y porque me ayuda a entender un poco mejor qué mueve a seres como nosotros, vulnerables e inseguros, a abrir un libro y leer.
4 de junio de 2009
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12 comentarios:
Realmente resulta muy misterioso, al menos para mi, que algunas personas necesitemos continuamente leer y leer ficción y encontrarse imaginando y en otros mundos y salir de la rutina y entender y entenderse un poco más.
Me has hecho pensar, como siempre.
anatista
Sí, anatista, resulta aún muy misterioso ese proceso, esa necesidad de leer. Pero tal vez dentro de unos años, por las pistas que nos van aportando las neurociencias, quedará claro que esa actividad es una exigencia de nuestro cerebro. Por ahora, sin embargo, debemos conformarnos con las intuiciones y la experiencia personal. Leer, para muchos, es una fuente de placer, de conocimiento. Y no, desde luego, como consecuencia de una anomalía. Y gracias por afirmar que estos textos te hacen pensar. Piensas, luego existo.
Muy interesante e inquietante, a la vez. La narrativa me supone volar, despegar de lo inmediatamente real. La poesía me aflorar sentimientos que, a veces, no los he reconocido previamente. Tal ves a los robots les supondría trascender su propia programación... ¿o no?.
Gracias.
Al leer tu comentario, Mateo, he tenido la impresión de que era un magnífico argumento para una obra de ciencia ficción. ¡Unos robots que se desprograman gracias a la literatura, es decir, gracias a la posibilidad de imaginar y emocionarse! ¡Qué gran idea! Eso significaría que la novela o la poesía los acercaría a la condición humana, básicamente insatisfecha y proclive al sentimiento. No sé si alguien lo habrá hecho ya, pero me atrevo a sugerirte que escribas esa maravillosa historia. Gracias.
Yo creo que leemos por acallar la incertidumbre. Las narraciones míticas primeras, alrededor de la hogera en la noche, intentan poner orden ante el miedo y el caos, buscar fenómenos que se repitan, usar un guion narrativo para dar unidad y continuidad a lo que nos sobrepasa. Luego pasan a ser "conjuro" para hacer que se repita lo que deseamos...Pero es primigenia la incertidumbre...Los seres humanos usaremos dos caminos para evitarla, la ciencia y la literatura. También la poesía pone nombre a lo que no sé que está en mi corazón...¿tendrían incertidumbre los robot? no lo creo, demasiado humanos serían...ante lo que no entendieran supongo que les saltarian los circuitos, pero no lo transformarian en novela...¡quizá por esto mismo los que están demasiado seguros de todo no deben ser buenos lectores! Gracias por el placer de pensar besos estrellados.
La mayoría de las veces, cuando leo algo que me emociona, me instruye, me divierte...Siento un profundo agradecimiento hacia la persona o personas que han sabido ponerle palabras a algo que yo llevaba dentro y no había tenido la ocurrencia, la maestría o la oportunidad de escribir.
Siento la literatura además de como un arte como una profunda entrega.
Creo que todo el que escribe u opina, de algún modo se desnuda ante los demás.
Por eso opino que implica generosidad.
Un abrazo Paqui
También pienso, estrella polar, que la incertidumbre es un factor determinante en el acercamiento a la literatura. La incertidumbre es uno de los factores principales que, a mi juicio, determinan lo 'humano'. La inseguridad, la vacilación, el asombro, el desasosiego, la ilusión, el miedo... nos impulsan a buscar en las palabras de otros algo de luz. ¿Podría programarse un robot dubitativo y fantasioso? No estoy muy seguro. Pero si así fuera, sería muy parecido a nosotros.
La generosidad, Paqui, es uno de los sentimientos compartidos por escritores y lectores. La generosidad de dar, la generosidad de recibir. ¿Podría un robot ser programado para expresar gratitud y reconocimiento a alguien que ha dado palabras a sus sentimientos y a sus experiencias? Es otra de las preguntas que me hago cuando pienso en las cualidades de los lectores y sus posibles aplicaciones a los robots.
Siento la gratitud como algo fundamental, pero el asombro, el autoconocimiento y el conocimiento de otras realidades también están dentro del interés por la lectura.
Y luego, la capacidad que tienen los textos de hacerte viajar de unos a otros,... el hilo de Ariadna...
El asombro, Mateo, significaría aceptar que no todo está determinado, que hay espacio para lo imprevisto. ¿Podrían los robots estar programados para asombrarse? ¿Podrían los robots leer para conocerse a sí mismos, para desilusionarse, para tener esperanzas? ¿Tendrían memoria literaria? ¿Y gusto? Las preguntas nos siguen asaltando. Sigamos pensando sobre los robots, sobre nosotros.
Inteligencia artifical y literatura... Hummm, para un apasionado como yo de la ciencia y la ciencia ficción, y en particular de los robots del maestro Asimov, el tema es realmente atrayente. Al fin al cabo, nosotros también estamos "programados" genéticamente, e incluso psíquicamente, pero disponemos de la suficiente flexibilidad para... ¿soñar que somos libres? Hum... Esto es demasiado para un instante de reflexión. Creo que, simplemente, una inteligencia artificial los suficientemente desarrollada, flexible, sería "humana". Y necesitaría soñar, sentirse libre, o, quizás, solo "sentir". Susan Calvin la lo dijo: un robot, con sus tres leyes, no es más que un ser humano bueno y, por tanto, indistinguible del mismo.
Sobre la lectura, yo solo digo: no me conformo con vivir una sola vida.
Planteas, estimado Nono, una cuestión bien interesante: ¿tendrían los robots necesidad, como los humanos, de soñar o desear una nueva vida? Me parece que ésa es una de las cuestiones capitales en relación con los robots y la literatura. La literatura nos ofrece la posibilidad de vivir imaginariamente otras vidas, de usarlas como referencia para la propia. Si los robots pudieran programarse para sentirse insatisfechos y anhelar otras vidas posibles, la literatura les sería entonces imprescindible.
Gracias por tu aportación.
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