Hoy, 21 de junio, tiene lugar el solsticio de verano en el hemisferio norte. Hoy también, en el hemisferio sur, sucede el solsticio de invierno. Mismo día, sensaciones distintas.
Aquellos veranos
Lentos veranos de niñez
con monte y mar, con horas tersas,
horas tendidas sobre playas
entre los juegos de la arena,
cuando el aire más ancho y libre
nunca embebe nada que muera,
y se ahondan los regocijos
en luz de vacación sin tregua,
el porvenir ni tiene término,
la vida es lujo y va muy lenta.
Jorge Guillén
Oda al invierno
(fragmento)
...
Pero eres frío, invierno;
y tus racimos
de nieve negra y agua
en el tejado
atraviesan
la casa
como agujas,
hieren
como cuchillos oxidados.
Nada
te detiene.
Comienzan
los ataques de tos, salen los niños
con zapatos mojados,
en las camas la fiebre
es como
la vela de un navío
navegando a la muerte,
la ciudad de los pobres
que se quema,
la mina
resbalosa,
el combate del viento.
Desde entonces,
invierno, yo conozco
tu agujereada ropa
y el silbato
de tu bocina entre las araucarias
cuando clamas
y lloras,
racha en la lluvia loca,
trueno desenrollado
o corazón de nieve.
El hombre
se agigantó en la arena,
se cubrió de intemperie,
la sal y el sol vistieron
con seda salpicada
el cuerpo de la nueva nadadora.
Pero
cuando viene el invierno
el hombre
se hace un pequeño ovillo
que camina
con mortuorio paraguas,
se cubre
de alas impermeables,
se humedece
y se ablanda
como una miga, acude
a las iglesias,
o lee tonterías enlutadas.
Mientras tanto,
arriba,
entre los robles,
en la cabeza de los ventisqueros,
en la costa,
tú reinas
con tu espada,
con tu violín helado,
con las plumas que caen
de tu pecho indomable.
...
Pablo Neruda
21 de junio de 2009
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4 comentarios:
Bajo el sol o tiritando, pero siempre en compañía de un libro que nos refresca con el aire de la libertad o nos cobija con el calor de la palabra amiga
Me senti abrigado, en esta fria noche de invierno...
Gracias!!
¡Qué linda paradoja! Frio y calor, pero unidos por la corriente lectora. La lectura y los textos como fluido que nos va envolviendo allí donde estemos. Ya no me importa tanto el tiempo, sí lo que puedo hacer con él.
¡¡Maravillosas poesías!!
GRacias
Coincido con tu apreciación sobre la cambiante cualidad de los libros, estimada Mic: en los veranos de la vida nos alivian; en los inviernos, nos abrigan. En cada tiempo y en cada circunstancia personal ofrecen las palabras necesarias.
¡Y cuánto me alegra, estimado Leandro, que eso ocurriera con palabras escritas aquí! Me parece que para eso escribimos, para mantener la calidez de una amistosa conversación.
Y desde luego, estimado Mateo, cuánta verdad hay en esa defensa de los minutos bien aprovechados, en el deseo de apurar cada instante que nos ofrece la vida. Por ejemplo, leyendo.
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