Años después descubrimos que aquellas lecturas que entonces parecían leves e intrascendentes han permanecido en la memoria como un hito, como la señal de un tiempo en que crecer significaba soñar. El poema de Aurora Luque es un homenaje a los libros que cumplen la delicada tarea de entretener y alentar la lenta vida de la infancia, y más exactamente al territorio donde los Cinco, esos personajes que excitaron tantas tardes de sopor y aburrimiento veraniego, aprendieron los códigos de la amistad y el valor: la isla de Kirrin. Es un aviso para quienes aún esbozan una media sonrisa ante los libros de aventuras, los libros baratos, los libros menores.
LA ISLA DE KIRRIN
Los leías despues del viaje a la ciudad
sobre la cama, en junio o en julio sobre todo,
echada la persiana que dejaba filtrar
olor de albaricoques y pintura caliente
y una luz laminada verde oscura
sobre las bicicletas y los páramos,
las mochilas, las granjas,
el desayuno inglés, la isla de Jorgina:
historia fabulosa de una infancia
a punto de perderse. Porque una vez leídas
todas las aventuras de los Cinco
supuse que tenía que crecer.
¿De qué sirve ser niño, si luego en vacaciones
ningún bote te lleva a la isla de Kirrin?
Tal vez ya sospechaba que los libros
podían ser reloj o calendario
exacto y enigmático del cuerpo.
Aurora Luque. Problemas de doblaje
9 de julio de 2008
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5 comentarios:
Cerveza de jengibre, limonada, pasteles y galletas. Creo que lo que mejor recuerdo de las lecturas de Enid Blyton son las escapadas del internado para hartarse de comer, con nocturnidad y alevosía, sobre la pista de lacrosse. Benditos Santa Clara y Torres de Malory...
Lamentablemente, querida Sfer, yo no leí los libros de Enid Blyton cuando debí hacerlo, como te ocurrió a ti, a Aurora Luque y a tantos otros. Los leí con ojos adultos y profesionales muchos años después. Pienso que hay lecturas irrepetibles que ocurren en los días exactos de la infancia. Es una experiencia ùnica, inolvidable. Vuestros testimonios lo atestiguan.
Yo sí q los leí y fueron parte importante de aquel tiempo. Y creo q tienen mucho q ver con lo q soy ahora.
Sara, tus palabras confirman los sentimientos de Sfer y renuevan mi lamento por la ausencia de los libros de Enid Blyton en mi infancia. ¡Ay!
No puedo creer lo que estoy leyendo en esta entrada! Cuánta nostalgia, ¡por Dios! En mi infancia - hace cuarenta años - leí tooooda la colección de los cinco!!!. Soñaba con ser tan libre como esos cinco chicos ingleses que tomaban sus bicicletas y salían al cruce de tantas aventuras! Julián, Dick, y Ana eran los hermanos, no? Jorgina o Jorge, la prima (de cuya identidad sexual estaríamos discutiendo hoy). Y el perro? Tim?
También leí toda la colección de los Siete secretos, pero no tenían el encanto de los cinco.
Fascinantes!
Beso desde Argentina
Marcela
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