23 de octubre de 2010

Una sorpresa

En un viaje reciente a Serbia he descubierto algo sorprendente, al menos para mí. De las varias jóvenes que he conocido y que hablaban español la mayoría había comenzado a interesarse en nuestra lengua gracias a las telenovelas venezolanas y mejicanas y a las series televisivas españolas (me nombraron a 'Los Serrano', 'Los hombres de Paco', 'Un paso adelante'...). La verdad es que tenía vagas informaciones sobre ese fenómeno, pero nunca hasta ahora lo había comprobado de modo tan fehaciente. Me resultó fascinante la espontaneidad con que manifestaban que las primeras punzadas de afecto hacia nuestra lengua las habían sentido escuchando a actores y actrices que encarnaban personajes cuyo atractivo me resultaba sin embargo muy ajeno.

Uno tiende a pensar que los estímulos iniciales proceden de ámbitos literarios más elevados -un cuento, una novela, un poema, una canción...-, sin caer en la cuenta de que las palabras seductoras pueden aparecer también en la boca de tenderos cándidos o policías gritones. Al fin y al cabo, la sonoridad de las palabras es siempre la misma, estén en un poema de Jorge Luis Borges o en las recriminaciones de dos amantes despechados. Mientras escuchaba a las jóvenes serbias me reprochaba no haber pensado que las palabras que encienden una pasión pueden proceder de escenas que representan una conversación jocosa en un bar o una discusión entre una madre y su hija adolescente, a las que no habría concedido apenas importancia de haberlas escuchado como espectador. Pero, ¿acaso no tienen más viveza y más encanto esos diálogos que las simulaciones hechas en las aulas para aprender la gramática de una lengua?

Támara, una de esas jóvenes atraídas desde la pubertad por las series televisivas españolas, admiraba profundamente la poesía de Quevedo y aspiraba a estudiar un máster sobre literatura española. El itinerario que la había conducido a algunas de las cimas de la literatura en lengua castellana me resultaba a la vez chocante y admirable. Estoy pensativo desde entonces.

4 comentarios:

julio e. dijo...

a veces caemos en el error de querer construir la casa comenzando por el tejado. es el camino de la cultura popular el que puede llevarnos al acercamiento a otros idiomas.
sin remontarnos demasiado recordar la influencia de beatles para la explosion del aprendizaje del ingles en latinoamerica (por lo menos en uruguay fue notorio)y la critica que se hacia sobre el contenido de sus primeras canciones.
pero coincido contigo en que es algo que debemos pensar y revisar posturas.
un abrazo

EXPERIMENTATIO dijo...

A mi me pasa algo parecido con el inglés y las canciones de mis grupos favoritos. Aprovecho para recomendar a Belle and Sebastian, que sacan un nuevo disco que, además, se llama "Write about love".

CARMENCA dijo...

Nosotros estuvimos visitando escuelas rumanas hace unos años y nos encontramos con que un gran número de niñas de 6 y 7 años conocían el español gracias a las telenovelas subtituladas.
El cónsul español nos dijo de manera jocosa que las telenovelas sudamericanas estaban haciendo más por el español que el instituto Cervantes.
Yo recuerdo también que en mi casa mi padre no permitía libros que nos distrajesen de "los estudios", así que yo me inicié en la lectura un poco a escondidas con las novela de Corín Tellado de mis primas y alguna que otra del oeste de mi abuelo de las que solo rescataba "la historia romántica".
Cuando por fin tuve al alcance de mi mano una biblioteca, ya adentrada en el bachillerato empecé a descubrir otras cosas y ahora creo que cuando paso tiempo sin leer me entra ansiedad y prisa por retomar la lectura porque es una manera de recuperar el tiempo perdido.
Lo importante es llegar, aunque claro que es mejor en avión y en preferente, pero también es importante llegar para quienes solo disponen de un pequeño burro a lomos del que hacer el camino.

discreto lector dijo...

Julio, tienes toda la razón. Con demasiada frecuencia se desdeña la cultura popular como estímulo para el aprendizaje, incluso como impulso para acceder a conocimientos de más hondura. Haces bien en recordarlo.

Mateo, en efecto, más que las academias y los programas escolares fueron Los Beatles quienes impulsaron en su día la estima del inglés y el deseo de aprenderlo. De nuevo, la cultura popular. Gracias por recomendar a Belle and Sebastian. Voy a escucharlos con atención.

Carmenca, entiendo ahora mejor el comentario del cónsul en Rumanía. Y comparto su opinión. Los comentarios sobre la lectura que haces me parecen extraordinariamente elocuentes de un tiempo en que la lectura era todavía percibida como problema, muy al contrario que hoy, en que el problema es justamente el contrario: la no lectura. Gracias por recordarlo.