8 de diciembre de 2009

¡Cómo está el mercadillo del libro!

Uno está acostumbrado a que le regalen un libro con la compra del periódico...


con la compra de un billete de autobús...


con la compra de una entrada de cine...

y, por supuesto, con la compra de otro libro...


Pero, la verdad, no imaginaba esto...


(Imagen encontrada en el blog Entizado)

ni mucho menos esto...


(Imagen encontrada en el blog la casa de tomasa)

No sé qué pensarán ustedes, pero les confieso que yo me he quedado estupefacto.

9 comentarios:

Pablo Valdivia dijo...

No me extraña nada. El verano pasado en Nueva York, al lado de nuestra casa en la 50th con la 8 avenida, una mujer vendía cuberterías, lágrimas de arañas y objetos de todo tipo. Por la compra que realizaras podías llevarte el libro que desearas de los que tenía en una maleta. La misma mujer una mañana me dijo que tenía una edición nueva de 1984 de Orwell y que me la cambiaba por dos billetes de metro. Así apretaba la necesidad. Otro ejemplo. En Bruselas, todos los domingos en la plaza de Jeu de Balle, hay un mercadillo de segunda mano enorme. Una vez encontré por ejemplo una máquina de escribir Underwood pero lo más sorprendente es que si sabes llegar en el momento justo en el que los puestos de libros están próximos al cierre es muy posible que puedas llevarte una caja o una maleta entera de libros por un euro o, incluso, te salga regalada. Todo depende de cómo sepas arreglarte con el vendedor. Y como desconocen muchas veces el valor de lo que tienen, en ocasiones puedes llevarte más de una sorpresa (primeras ediciones de Losada, libros firmados por los autores, etc.) En fin querido Juan, es un tema que da para escribir varias novelas.

Un abrazo
Pablo y el insomnio inglés.

Juan Navarro dijo...

Son libros, para leer, para ilustrarse. Bien venidos sean. Lo malo empezará cuando se vendan o se regalen libros por metro y/o por colores de lomo, para adornar, como hacían años atrás algunas editoriales, Planeta entre otras, que distinguía sus colecciones con el rojo o el verde, entre otros.

Isi dijo...

Creo que necesitaré terapia para recuperarme de lo de las bragas...
Yo creía que sólo los regalaban a veces con el periódico

lammermoor dijo...

Como a Isi, lo del puesto de bragas me ha sorprendido un poco. Los mercados que conozco no suelen ser tan "literarios".
Siento curiosidad ¿De que títulos se trataría?

Peru dijo...

A mi me hace más reír lo de las tarrinas de aceitunas! Me encanta como has presentado la noticia, no me esperaba esto para nada! Y me pregunto lo mismo que lammermoor : Qué libros serán??

Oye y otra cosa que no tiene nada que ver, descubrí un cuadro de un pintor de Montpellier, Jean Raoux (hay una expo temporal acá) : La liseuse, creo que te gustaría. Mira : http://img.idgo.fr/articles_l/024000/024155-cat_30_raoux_-_la_liseuse_-_23633.jpg

Un beso desde Montpellier!

Homo libris dijo...

Bueno, tal vez con el bote de aceitunas nos den El laberinto de las aceitunas, de Eduardo Mendoza, y con las bragas uno de Juan Marsé, La muchacha de las bragas de oro. :D

La verdad es que resulta insólito, pero más vale que regalen libros a cualquier otro artículo. ¡Así da gusto comprar!

Un saludo.

Pablo Alcázar dijo...

Hay que descartar el prejuicio de que los vendedores de lencería no tienen estudios. Por la foto, lo que desde luego no tiene este comerciante es buen gusto. Pese a todo, estoy convencido de que él ha escrito el libro que regala. El autor y el dueño de la mercería pueden ser la misma persona. Parece una edición de autor, posiblemente se trate de un delicado manojo de versos o de un manual de autoestima, asuntos ambos muy trillados. Nada que ver con Millenium o con El corazón helado.

Anónimo dijo...

A ver chicos y chicas... estáis muy encorsetados... ¿qué hay de malo en que se regale un libro con unas bragas? ¿No regalan minicadenas comprando enciclopedias? ¿O con un perfume te regalan una crema?
El señor del puesto de las bragas es ante todo un buen empresario que quiere dinamizar su negocio y si encima es difusor de cultura y de saber (o de adornos de estanterías) ¿de qué nos quejamos?... Ojalá el Corte Inglés me regalase un libro por cada ropa de lencería que compro!!!! Seguro que compraría más a menudo...
Ánimo y a educar en la lectura!!! XD

discreto lector dijo...

Pablo, las historias de los mercadillos de libros ofrecen, desde luego, materia para varios libros. Todo lector interesado podría ultimar un capítulo propio con sus descubrimientos, sorpresas,chascos, etcétera. Es cuestión de ponerse a redactarlo.

Juan, todo libro merece, en efecto, una oportunidad de lectura. Qué triste destino el de un libro considerado únicamente materia de adorno.

Isi, la verdad es que resulta chocante la oferta de las bragas y los libros. Una sonrisa, por lo menos, nos arranca.

Lammermoor, esa misma curiosidad la tengo yo, pero por mucho que he intentado descubrir los títulos ha resultado imposible. Mejor así. Dispara la imaginación.

Peru, libros y aceitunas es una combinación que también dispara la imaginación. Por lo que sabemos, la literatura se ha movido siempre entre los impulsos del erotismo y de la comida. A lo mejor se trata simplemente de eso.

Homo libris, los títulos que propones no pueden ser más oportunos. Se adaptan a las imágenes como un guante de seda. Sería magnífico que fuesen esos los títulos regalados.

Pablo, es muy probable que los libros de regalo del vendedor de lencería sean suyos, lo cual da otra oportunidad a la imaginación: el vendedor ambulante/escritor aprovechando sus ratos libres para escribir algún poema que más tarde ofrecerá a sus clientas. No está mal el personaje, a pesar de la poca maña para ordenar la mercancía.

Anónimo lector o lectora, si el ingenioso vendedor del mercadillo logra que algunas de sus clientas lleve hasta su casa un libro mezclado entre la lencería, merece, en efecto, todo tipo de parabienes. Si además las estimula a leer, merecería algún premio del Ministerio de Cultura por su iniciativa de animación a la lectura.